28/10/14
26/10/14
IRMA ÁLVAREZ LAVIADA SOBRE "APILACIONES"
MEMORIA
EN TRES PASOS
1. El vacío ha sido motivo de estudio a lo largo de los
años en diferentes civilizaciones y en distintos campos del conocimiento, entre
otros, la física, las matemáticas, la filosofía, la estética y, cómo no, el
arte. Este concepto ha generado numerosos debates en torno a su naturaleza, con
el fin de procurar su comprensión y aceptación en el seno de una sociedad, la
occidental, en la que existe una larga tradición de horror vacui.
Dado
que el espacio es el lugar en el que el artista proyecta sus ideas –haciéndose
consciente de las posibilidades que entraña su vacuidad–, parece estar claro
que este concepto encarna un punto imprescindible dentro del estudio de la
realidad y no ha escapado a las reflexiones añadidas por el conjunto de artistas
plásticos contemporáneos. Al igual que en otras disciplinas, como la música o
la literatura, en artes plásticas el vacío se convierte en un valor estructural
a partir del cual comienza la ordenación. La obra germina del vacío y lo
transmuta revelándonos así sus posibles formalizaciones.
2. A grandes rasgos, mi trabajo de los últimos años
parte de un interés estético y conceptual por la arquitectura y su contexto.
Consciente de la tradición pictórica de los cincuenta y sesenta, momentos en
los que la abstracción se convertí a en el proceso idóneo, mediante el cual
valores como la mimesis (convencionalmente entendida) quedaban desplazados. El
diálogo con artistas como Mondrian, Barnet Newman, R. Mangold, entre muchos
otros, han aportado a mi trabajo las claves formales y conceptuales de los
cuadros realizados en estos últimos años.
Paralelamente
a mi trabajo artístico, estoy desarrollando una tesis doctoral de carácter
teórico-práctica que lleva por título El
vacío como despliegue autorreflexivo de la propia obra, inscrita en la
universidad de Vigo y dirigida por Juan Carlos Meana , decano de la facultad de
bellas artes de Pontevedra.
3. En la
actualidad, mi obra gira entorno al estudio de fenómenos de desdoblamiento y de
oposición, verso y reverso, saturación y negación. Un trabajo que siempre está
vinculado al cuestionamiento de la fisicidad y la presencia de los elementos
estructurales de la obra de arte, y más concretamente con los elementos
estructurales de la pintura.
En mi
caso, actualmente, la labor artística se concibe como una interrelación entre
disciplinas: la fotografía, el dibujo, el video o la construcción
tridimensional intervienen para dar vida a diferentes obras, una manera de
escapar del bastidor para mudar la materia plástica a otros soportes visuales.
Normalmente el trabajo se divide en grupos de piezas que hacen referencia a una
idea de secuencia, de serialidad y en los que por tanto la puesta en escena, en
la que cada elemento está sujeto a otro y la tensión entre obra y espacio, se
vuelve imprescindible. En definitiva, mi trabajo es una sucesión de métodos
para hablar del vacío. Me centro en una práctica que hace hincapié en el
«método», y sobre todo lo que implica de trayecto, de proceso. Pretendo la
utilización sucesiva o simultánea de todos los recursos a mi alcance para
definir ese lugar, al tiempo físico y conceptual, que, en mi caso, no hay que
entender como un absoluto, a la manera del vacío zen o el vacío de la mística,
ni como un vacío interpretado en términos nihilistas o cosmológicos, sino como
un vacío «fenomenológico». En este sentido trato de continuar con un ejercicio
que no constituye más que el intento de definir un lugar, un centro.
APILACIONES
II
Apilaciones
II se enmarca en una
serie de trabajos que lleva por título Desaparecer es una idea y que tiene como eje vertebrador el concepto del
vacío como negación de la obra y el carácter de los materiales en relación a sí
mismos.
El
proyecto parte de la experiencia en el espacio de trabajo y de la
profundización en el concepto de vacío en relación a la representación.
La
propuesta surge a partir de una imagen ligada íntimamente a la línea de
investigación de mi trabajo. Esta imagen es la de un estudio vacío. A comienzos
del año 2012, con ocasión de una exposición, retiré todas las obras que
formaban parte de la muestra. Lo único que quedó entonces en el estudio fueron
los materiales pobres que habían estado en contacto con las obras: papeles de
embalaje, plásticos, cintas adhesivas... Materiales que hasta ese momento
catalogaba como desecho se convirtieron en elementos que apelaban a la ausencia
de las obras.
Un
proceso creativo en el cual pretendo la desmaterialización de la obra –sustrayendo
la obra en sí– para realizar, a continuación, una traslación de los lenguajes
artísticos a los materiales de embalaje que quedan en los estudios tras la
desaparición de las obras.
Desaparecer es una idea tratará de aunar ambas ideas: un relato sobre la
ausencia que se constituya a su vez en la memoria de un vacío. Las obras integran
una propuesta artística donde los lenguajes que vengo desarrollando en mi
trabajo, que siempre han girado en torno al concepto de vacío y su relación con
distintas disciplinas como la pintura, la arquitectura o la fotografía, se
independizan de los soportes tradicionales para buscar una relación de
inversión con los materiales. De esta forma, la utilización de los materiales
de embalaje que en correspondencia con la pintura remiten a la ausencia,
proporcionan la creación de “escenarios de producción” que llaman a una obra
que no hay.
El
proyecto se compone de una serie de piezas en las cuales lo visible no se
muestra a sí mismo, si no que apunta a su contrario, una forma de metamorfosis
que juega con la nada, el vacío o el vaciamiento, pero también con la
desaparición u ocultación de lo que hay para ver. Este proceso consiste en
trasladar la preocupación pictórica a los elementos de deshecho citados
anteriormente.
Un
trabajo donde existe una tematización del «negativo» que no consiste
simplemente en la negación de “la cosa”, sino en que dicha negación pase de ser
nada a convertirse en algo.
Etiquetas:
Escultura,
exposiciones,
Irma Álvarez Laviada,
La Naval
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